Aunque el planeta Tierra solo tiene cinco océanos, Swatch añade el reloj OCEAN OF STORMS a su colección Bioceramic Scuba Fifty Fathoms, diseñada para rendir homenaje al emblemático Fifty Fathoms de Blancpain, un modelo que revolucionó la industria relojera al convertirse en el primer reloj para submarinistas hace más de setenta años. Conocido por su nombre en latín, el Oceanus Procellarum
se trata en realidad de un mar lunar, una cuenca que se encuentra en el margen oeste de la cara visible de la Luna y cuyo nombre significa Océano de las Tormentas. Se trata del mayor mare o “mar” de la Luna, con una extensión de más de 2500 kilómetros de norte a sur y unos 2 millones de kilómetros cuadrados. Sin embargo, el nuevo Bioceramic Scuba Fifty Fathoms OCEAN OF STORMS no es ni de lejos tan grande. De hecho, tiene exactamente las mismas dimensiones y características que los modelos ARCTIC OCEAN, PACIFIC OCEAN, ATLANTIC OCEAN, INDIAN OCEAN y ANTARCTIC OCEAN.
Como no podía ser de otra manera, OCEAN OF STORMS también incluye su propio nudibranquio (nombre científico: Nudibranchia), el Okenia Luna. En el reloj, este animal aparece impreso digitalmente en el rotor del movimiento, el elemento que permite que el reloj se recargue automáticamente con un simple movimiento de la muñeca. En la masa oscilante también se puede ver un fragmento ampliado de la luna llena y el Océano de las Tormentas en forma de impresión digital.
"La fase lunar, la característica y poética complicación de la Manufactura de Brassus, no sólo es la cara de Blancpain, sino que también representa el resurgimiento de la relojería tradicional tras la crisis del cuarzo" (Marc A. Hayek, presidente y CEO). A diferencia de muchos fabricantes que, en la década de 1970, intentaron reducir sus costes de producción eliminando las complicaciones para competir – en vano - con los relojes de cuarzo, Blancpain adoptó el enfoque opuesto y quiso demostrar que un reloj mecánico es la representación de un extraordinario y antiguo saber hacer y que el cuarzo nunca podría sustituir una compleja creación relojera mecánica.

Con este fin, en 1983 la Manufactura presentó su primer reloj con fase lunar e inició un movimiento para hacer frente al cuarzo. Esta complicación se convirtió en el rostro del renacimiento de la relojería mecánica. Firmemente decidida a hacer brillar la relojería mecánica, Blancpain hizo de su fase lunar la complicación que abrió el camino a otras, como el calendario perpetuo, el cronógrafo flyback, el tourbillon de 8 días, la repetición de minutos y el movimiento extraplano, creando así las "Seis Obras Maestras del Arte de la Relojería".
La fase lunar, auténtico emblema de Blancpain, se encuentra en las colecciones Villeret, Fifty Fathoms y Ladybird, y en particular en dos primicias mundiales: la Villeret Equation du Temps Marchante y el Calendario Tradicional Chino de Villeret. Con su amplia presencia en el catálogo de la Manufactura de Brassus, la fase lunar convierte a Blancpain en la marca que probablemente ofrece la gama más amplia de relojes que la incluyen.

Poderosas en Blancpain, las fases lunares también ejercen su poder sobre el mundo acuático. Las mareas tienen una gran influencia en la vida oceánica, pero el impacto de la luna no termina ahí. Las fases de la luna y la intensidad de su luz tienen efectos increíbles y fascinantes en el comportamiento de los animales y en los ecosistemas marinos. La reproducción, la puesta de huevos, la depredación, la comunicación y los hábitos alimentarios son sólo algunos de los fenómenos vinculados e influenciados por las fases de la luna. De hecho, muchas especies marinas cuentan con 'relojes lunares' biológicos que les permiten adaptarse a los acontecimientos de su entorno, como las fases de la luna y, por tanto, a la luz de la luna presente en una noche determinada.

Fundador y líder de las Expediciones Gombessa, que creó con la ayuda de Blancpain en el marco del Blancpain Ocean Commitment, para preservar los océanos, Laurent Ballesta explica: "conocemos la influencia de la luna en las mareas, pero estamos menos familiarizados con su influencia sobre la vida silvestre del océano. Y, sin embargo, los ciclos lunares establecen las reglas y dictan el comportamiento fundamental de la mayoría de las criaturas vivientes.
En los trópicos, las larvas de peces coralinos esperan a la luna nueva para colonizar las lagunas, aprovechando las noches más oscuras para escapar de los depredadores. Los meros se reúnen una vez al año para reproducirse, todos juntos, en la luna llena del solsticio de invierno en el hemisferio sur. Los meros cirujanos son peces más de costumbres y se reproducen con la máxima precisión en cada luna llena, y en cada luna nueva, a lo largo de todo el mundo. Los cangrejos herradura, inalterados desde hace 100 millones de años, realizan cada primavera el mismo peregrinaje: estos extraños cangrejos, auténticos fósiles vivientes, también esperan a que la luna llena emerja del agua, e invada las playas para poner sus millones de huevos. ¿Y qué decir del gran tiburón martillo, que prefiere la luna llena para merodear por los pasos de las lagunas polinesias y devorar las rayas leopardo? ¿Qué podemos decir aparte de que los ciclos de vida y los ciclos lunares están vinculados para siempre? En otras palabras, todos tenemos una cita con la luna".
